Los Van Van son la Patria
Hemos sido convocados en este lugar para develar una pequeña tarja que, por sus dimensiones, para nada significa que se trate de algo sin aparente relevancia. Decir Juan Formell encierra tantas cosas para los cubanos, que ya no creemos que la tarja realmente sea pequeña porque ahora mismo vemos cómo esta crece ante nuestros ojos.
Entre los colegas del medio periodístico circula una frase que asegura que “Los Van Van son Los Beatles cubanos”. Tal afirmación nos llena de un orgullo que nadie se atreve a discutir. Incluso, si les digo que “Los Beatles son los Van Van ingleses”, tampoco nadie cuestionaría semejante afirmación porque tanto uno como el otro, cada cual en su entorno, rompieron esquemas a través de impactantes innovaciones para la época. Tanto uno como el otro hacían discos que eran esperados con la mayor interrogante de por dónde vendría el próximo.
Pero más importante que eso, es el legado que nos ha dejado Juan Formell.
Solo alguien con su talento y probada capacidad creativa, es capaz de otorgar a la afamada orquesta un prestigio tan elevado como para convertirla en uno de los fundamentos cotidianos que enriquece nuestra identidad.
Quien pretenda alcanzar la altura a la que logró colocar la vara Formell con el proyecto de Los Van Van, debe conocer que en esta tierra, la categoría de leyenda musical nadie la ha concedido por la cantidad de millones de discos vendidos, cifras exorbitantes que a menudo nos suenan huecas porque, lamentablemente, muchos de esos discos que desbordan el mercado internacional no tienen el aval de un auténtico concepto estético que los respalde como hecho artístico relevante.
En Cuba, en el caso específico de nuestra emblemática orquesta, también hablamos de millones, pero mejor de los millones de compatriotas que nos hemos apropiado del hechizo de esta obra heredada como una prolongación de las cosas que amamos entrañablemente, estrategia incapaz de haber nacido de cualquier estudio de marketing que no sea aquel que provino de los dictados del corazón de Juan Formell.
Ese camino recorrido por la orquesta durante 50 años tuvo su comienzo aquí, en este callejón de 23 y P. Por eso me pregunto si en el homenaje al querido artista, en el 500 aniversario de La Habana, pudiéramos concebir algo más grande que este monumento de tanto aliento de pueblo.
No vemos a los músicos, pero sabemos que están ahí. No los escuchamos, pero sabemos que están tocando y cantando porque es de esas músicas que disfrutamos desde lo más hondo de nuestras almas cada vez que hablamos de Juan Formell y Los Van Van. Por eso les decía que la tarja que vamos a develar no es pequeña sino inmensa, porque como nos lo devela la memorable foto tomada por Iván Soca en una calle santiaguera, los Van Van son la Patria.