El laberinto sin salidas de Trump: por qué le cuesta tanto aceptar la derrota
Para entender el comportamiento del mandatario, la aproximación obliga a considerar elementos psicológicos, más que políticos
Tras las elecciones que dieron la victoria al demócrata Joe Biden, Trump se ha negado a recnocer los resultados y promete una batalla legal porque considera que hubo fraude, pero hasta ahora no ha presentado pruebas. (Photo by Melissa Sue Gerrits/Getty Images)
El país y el mundo han decidido ignorar la negativa de Donald Trump a reconocer la victoria de Joe Biden. Esperan que tome las acciones legales que ha prometido (ya van siete sin éxito, y los asesores legales dejan filtrar a la prensa que no tienen nada relevante entre manos). Y siguen adelante.
Pero en la medida en la que pasa el tiempo ocurren dos cosas fatales. Una es que una parte de sus seguidores han de sentirse abandonados por un líder que no ha sido capaz de dar la cara en el peor momento. No hay agradecimiento, cierre, reconocimiento de los esfuerzos, nada. La otra es que Estados Unidos atraviesa una grave crisis sanitaria, económica y social (que incluye la terrible fragmentación, luego de cinco años polarizado), temas para los cuales la negativa de Trump no ayuda nada.
Pero más allá de lo político, el meollo de esta derrota y sus consecuencias parece más bien psicológico. Sí, estamos hablando de la psique de Donald Trump. No es un juego éste que tenga que ver con estrategias de liderazgo o partidistas. No estamos viendo a un hombre que trata de convertir una derrota en victoria o mirando su futuro político y el de los suyos (un ex Presidente siempre es un ex Presidente, incluso si durante su tránsito por la primera magistratura irrespetó la majestad del cargo).
En el centro de su vulnerabilidad
Ya sabemos y hemos confirmado a través de su sobrina y doctora en Psicólogía, Mary Trump, que la formación y el crecimiento del Presidente saliente fueron colmados de maltratos de su padre, aunado a una escasísima atención, a causa de los infinitos problemas que tuvo su hermano mayor, que se llevaron la atención de toda la familia. Eso produjo además un disgusto prolongado en el mandatario, que duró incluso hasta la muerte de su hermano.
El comportamiento público y los numerosísimos testimonios de socios y allegados a Trump confirman casi completamente, en este caso, las características del narcisismo deficitario, aquel que necesita de manera permanente del reconocimiento de los demás para, en consecuencia, poder mirarse. Es a lo que hacía alusión el mito de Narciso: el reflejo del espejo sustituye su propia mirada.