Intervención del Embajador Gustavo Tristá del Todo en la recepción por el Triunfo de la Revolución
El Triunfo la Revolución Cubana el 1ro de enero de 1959 fue un acontecimiento inédito en el hemisferio occidental, auténtico por su naturaleza. Era un fenómeno político y social que respondía, no solo al momento histórico, sino constituía en sí mismo la continuidad de toda una tradición de luchas.
Los antecedentes son conocidos. El 10 de Octubre de 1868 marca el comienzo de la Revolución, que logró sobreponerse a amargos retrocesos como el fracaso de la Guerra de los Diez Años contra la metrópoli española.
Le sucedió la Guerra Necesaria, organizada por el Apóstol de la Independencia José Martí. Esta culminó con la victoria del Ejército Libertador, integrado por jefes y soldados formados en el medio del combate y sin preparación militar previa, de la altura de Antonio Maceo y Máximo Gómez.
Después, cuando España estaba prácticamente derrotada se impuso la intervención norteamericana, que dio lugar a la República mediatizada y gobiernos serviles. El clímax fue el golpe de Estado de Fulgencio Batista, cuyo gobierno se distinguió por la corrupción, las torturas, los crímenes y los abusos de toda índole contra el pueblo cubano. La dictadura disfrutó en todo momento del apoyo de las autoridades de EEUU.
Esto provocó el ataque a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de Julio de 1953 bajo el mando de Fidel Castro, al frente de un grupo de jóvenes dispuestos a morir si era necesario, entre ellos el posterior Comandante Raúl Castro. Esas acciones fracasaron, y se saldaron con un alto número de asesinatos de prisioneros.
Un tiempo más tarde y una vez libres Fidel y sus hombres marcharon al exilio en México, donde prepararon la expedición del yate Granma del 2 de diciembre de 1956, a la que se sumaron nuevos combatientes, entre ellos Ernesto Che Guevara.
Se logró establecer una base guerrillera sólida en la Sierra Maestra, cuyas acciones se extendieron luego al resto del país. La intensificación de la lucha condujo a la derrota del régimen de Batista y la toma del poder revolucionario, fecha que celebramos hoy.
Desde el inicio la Revolución estuvo sometida a todo tipo de agresiones y amenazas, promovidas y sustentadas por las sucesivas administraciones norteamericanas. Esto incluyó el accionar de bandas armadas, los planes de atentado contra Fidel y otros dirigentes, el sabotaje y el terrorismo en todo el país, y en particular la invasión mercenaria de Playa Girón.
De ese período data también el bloqueo económico, comercial y financiero que aún hoy presiona a la economía cubana, con el afán de provocar el derrocamiento de la Revolución, pero sin resultados. Es sin dudas un triste récord a nivel mundial, en los intentos de una potencia por ahogar a un pequeño país.
La Revolución ha enfrentado la agresividad de doce administraciones norteamericanas consecutivas, y la actual al parecer pretende mantener la confrontación. Nuestras autoridades han expresado reiteradamente la disposición a una relación de paz, respeto y beneficio mutuo, a pesar de las diferencias.
Justo el pasado día 16 de enero, el Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció la decisión de suspender sólo por 45 días la aplicación del título III de la Ley Helms-Burton, para realizar una cuidadosa revisión.
Se trata de la legislación aprobada en 1996 durante la presidencia de William Clinton, la cual establece que cualquier compañía no estadounidense que mantenga tratos con Cuba en propiedades expropiadas puede ser sometida a represalias legales. Esto viola de manera flagrante el Derecho Internacional y ataca la soberanía y los intereses de terceros países. EEUU nunca ha aceptado un arreglo a ese diferendo.
Cuba rechaza esa amenaza del modo más enérgico, firme y categórico. Todos los Presidentes estadounidenses desde 1996, incluido Trump en 2017 y 2018, han hecho uso consecutivamente de la facultad ejecutiva de suspender la aplicación del título III cada seis meses.