Festival de Ballet de La Habana: magnífico legado de la excelsa Alicia Alonso
Dos fechas marcan desde hace más de 50 años al Festival Internacional de Ballet de La Habana. La de su inauguración cada 28 de octubre y la imprescindible Gala de «Giselle» el 2 de noviembre.
Ambas datas festejan hitos de la historia del ballet en Cuba. La primera, 28 de octubre, refiere a 1948, cuando subió a la escena del Teatro Auditorium de La Habana la primera compañía profesional en la historia del país, fundada por Alicia, Fernando y Alberto Alonso, integrada entonces por 30 bailarines, de ellos sólo 11 cubanos
Sería la llama que en pocas décadas haría del conjunto, hoy Ballet Nacional de Cuba (BNC), uno de los mejores del mundo y sentaría la muy reconocida escuela cubana de ballet, que tiene su simiente en la Academia Alicia Alonso, creada en 1950, para formar, urgentemente, bailarines cubanos.
La semilla fructificó, y en esta ocasión pudo ser disfrutada y aplaudida en el Desfile de la Gala de apertura, cuando en la escena del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso se unieron bajo la dirección del coreógrafo Alberto Méndez, los niños de la Cátedra de ballet, los estudiantes de la Escuela Nacional y todo el elenco de la compañía.
La propia primera función brindó una pequeña muestra de las razones que ubican a la compañía cubana entre las primeras del mundo, tanto por su especial cuidado de los clásicos, en esta ocasión con la suite de «La Bella Durmiente» a cargo de los primeros bailarines Anette Delgado y Dani Hernández, como su versatilidad en aceptar piezas contemporáneas.
Ejemplo de esa ductilidad, fue el estreno mundial de «Oscurio», ese anagrama de oscuro y curioso concebido por la propia coreógrafa invitada, la belga-colombiana Annabelle López- Ochoa, un verdadero estudio en blanco y negro, juego de sombras y siluetas, que solo no complació en la música, y tuvo su carta de triunfo en la primera bailarina Viengsay Valdés, de incuestionable virtuosismo.
López –Ochoa había dicho en entrevista con nuestra publicación que quiso subrayar que “la gente está dividida en dos partes y hay un miedo de enfrentarse a la parte oscura de una persona, pero somos las dos partes, positiva y negativa. Es un diálogo dentro de nosotros mismos”.
La otra fecha suprema del BNC es el 2 de noviembre. Ese día de 1943 una joven Alicia Alonso, apenas recuperada de una operación en sus ojos, aceptó el desafío, como integrante del Ballet Teatre, de sustituir a la primera bailarina Alicia Markova en el rol de «Giselle». Aunque la Alonso siempre ha rehusado admitir especial preferencia por un ballet, es innegable que «Giselle» la llevó definitivamente a la cúspide del arte de la danza.
Este año, por demás, se celebra el aniversario 175 del estreno en Paris de esa obra, una de las más puras joyas del ballet romántico y el 205 del nacimiento de Theóphile Gautier (1811–1872), quien junto a Jules-Henri escribió el libreto, sobre una leyenda popular germana recogida Heinrich Heine.
Para el Festival, el rol de «Giselle», le fue entregado a la primera bailarina Anette Delgado, romántica por excelencia, cuya elegancia y fragilidad permiten la ilusión de la doble interpretación de la campesina devenida willi.
Con sus cinco décadas de historia, el mundo de la danza vuelve su mirada a La Habana e importantes compañías y solistas de distintos países le confieren especial interés.
n este primer corte por exigencias del cierre (martes 2) hay que destacar un momento singular, el regreso a La Habana, después de 75 años de su debut, de la Martha Graham Dance Company, un hecho que la pionera de la danza contemporánea recordó incluso en sus memorias Bloody memories.
La compañía norteamericana concibió un variado programa que incluyó piezas clásicas de la propia Graham, como Dark Meddow Suite, Diversion of Angels y Errand into the maze, un dueto que fuera además uno de sus papeles mas significativos, y piezas de nuevos coreógrafos como Lamentation Variations, sobre el solo Lamentation de la Graham, y Woodland.
Su reencuentro con el público cubano (en el teatro Mella en El Vedado) fue un éxito absoluto. Bailarinas y bailarines en entrega total, naturalmente de técnica y arte, y cada pieza culminó con las ovaciones que agradecidos, y ciertamente maravillados espectadores les brindaron sin reservas.
Janet Eilber, directora artística de la Martha Graham, comentó para esta página, al concluir una rueda de prensa, que gracias a las dos master class que ofrecieron en Danza Contemporánea apreciaron que los bailarines cubanos «son magníficos y tienen una profunda comprensión del estilo Graham».
Regresó también la primera bailarina puertorriqueña Laura Valentín quien ya había sido invitada al Festival de 2014 por la propia Alicia, y lo hizo en la sala Covarrubias del teatro Nacional con el pas de deux Piazzola en concierto, junto al bailarín del BNC Patricio Revé y el solo «Lo que no fue», con música también de Piazzola.
Valentín dedicó unos minutos de su ensayo a nuestra publicación y quiso manifestar: «Ha participado en muchos festivales del mundo, pero es bien especial estar aquí en La Habana, porque Puerto Rico y Cuba son tan similares que me siento en mi casa, y además nuestra escuela está basada en la técnica cubana. Hay una unión en nuestra forma de trabajar y de bailar. Es también maravilloso ver los teatros llenos a la misma vez, la pasión del público cubano por el ballet. Hay un pueblo educado que valora el arte de la danza, pero hay algo más, el amor, la pasión y los bailarines que aquí se unen cada dos años. Aquí hay una magia especial».
En otro de los salones de ensayo, el norteamericano Brooklyn Mack daba su clase diaria, previa a su «Solo» y al reencuentro con la estrella cubana Viengsay Valdés para el pas de deux de El Corsario (en el 2014 habían bailado el pas de deux de otro clásico Don Quijote. Mack volvió a conquistar al público con su bravura en el ataque, su limpia técnica y su carisma.
La Habana, hasta el 6 de noviembre, es puro movimiento. El Festival que lleva ahora el nombre de Alicia Alonso es una oportunidad excepcional para los muchos amantes del ballet en la isla, y también para bailarinas y bailarines quienes tocan una leyenda de primera mano, esa maestra que les advierte «la técnica es el idioma, es adquirir la facilidad para expresarse después artísticamente».
Un Festival que mueve el magnifico legado de la excelsa Alicia Alonso hacia el futuro.